
Los cerebros son caprichosos, ¿cuántas veces queremos pensar en una cuestión y hemos pensado en otra? Claro está que la otra nos gustaba más que la primera, pero no era el momento idóneo para estar dándole vueltas a la decoración en una charla del vendedor de seguros o en la llamada de tu madre contándote que ha ido al mercado y se ha encontrado con tu tía, bla, bla, bla…
A lo anterior, debemos sumar que en esos instantes de “vuelo mental hacia otros lares”, no solemos pensar en algo concreto, sino en multitud de cosas que nos gustan aunque no tengan nada que ver. Inspirados en el suceso relatado, inauguramos una sección en la que todo tiene cabida siempre que decore con gracia. ¡Vamos allá!
Algo que nos ronda la cabeza: jugar al apalabrados, formar palabras con la última del otro, formar palabras con las letras de las matriculas de los coches… eeeeh, nada de disimular, todos hemos tenido un juego de palabras!
Pensar en cosas de miedo! En cómo dar un susto, en disfrazarnos de zombi, en celebrar Halloween y en no celebrarlo porque es un invento…
¿Dónde está el marcapáginas? Ojala existiera una estantería que me sirviera para poner el libro e indicarme por donde voy! 😉
¿Cómo serán las plantas por debajo? Aaaaaaah, ya lo sé, con un macetero transparente… ¡qué cosas!
Otra situación común es quedarnos mirando por la ventana a… ¡nada! Algunos lo llaman estar en Babia, otros tener “pajaritos en la cabeza” o en la ventana…
¿Has comprado el pan? ¿Has bajado la basura? ¿Has planchado la camisa? Y nuestro cerebro solo puede pensar en lo aburridas que son las puertas y qué podríamos hacer para darle nuestro toque maestro.
¿Os ha ocurrido alguna vez? ¿Habéis estado en Babia? ¿Qué elemento decorativo os ha gustado más? Déjanos tus comentarios, ¡nos interesan muchísimo!
Un abrazo Súper-Decoradores!